Por ahí no es
El gobierno insiste en sostener que en la economía hay un problema de liquidez que impide el trabajo normal de las actividades económicas y está ocasionando recesión, desempleo, violencia, pérdida de producción, caída del consumo y contracción de la inversión.
En los años 2008 y 2009 el país ha contado con una cantidad de dinero nunca vista. Las cifras fiscales son espectaculares. Claro, en el 2009 muchas cosas han cambiado para el sector privado y las causas de toda esta cosecha avinagrada de malos resultados no están en ese plano de disponibilidad de dinero. Responden a la evaporación de la confianza que se ha extendido como una mancha pegajosa a casi todas las actividades privadas.
Si se mira con cuidado lo que ocurre en los mercados nacionales de consumo, producción e inversión, se encuentra que trabajan “a relantí”. Y esto pasa porque el gobierno tiene una postura intervencionista que destruye la generación de empleo. El Mandato 8 ya produjo su efecto demoledor. En el último año se han perdido más de 200.000 puestos de trabajo. Así lo dicen las cifras oficiales del INEC. ¿Qué dirán ahora sus promotores?
El aumento de los impuestos que tramita el Congreso, la fijación de precios de varios productos y servicios son dos líneas de acción que van en contravía de lo que se necesita para reanimar la economía. El gobierno tiene lo suficiente para cubrir sus necesidades y no requiere, si maneja con prudencia y recato los fondos públicos, extraer más recursos del sector privado, que ve en ello una nueva fuente de contracción de sus actividades.
Pero, la hambruna pública no tiene límite. Aumentó el endeudamiento del IESS, va por las reservas del BCE y transfiere los fondos públicos a la banca pública con lo cual tiene un dilema que no sabe como descifrarlo pues la norma constitucional es tan antilógica que además de recesiva y restrictiva va dar más de un dolor de cabeza en la estabilidad del sistema financiero.
En ese plano quita dinero con la una mano y ofrece un programa de 1.700 millones de las reservas internacionales del BCE con la otra. Varias veces el gobierno ha dado más plata para vivienda o producción, con resultados frustrantes. La banca pública no tiene capacidad operativa y las condiciones de los créditos tienen un veneno mortal por las escasas garantías y baja capacidad de pago de las personas a quienes se pretende atender, a lo que se suma la débil demanda crediticia. Las empresas no quieren endeudarse porque no se sienten seguras y las personas perciben que sus trabajos no son tan sólidos como antes. Entonces ofrecer más plata no resuelve el problema. Por ahí no está la solución. Le pueden empachar al país con tanto mal gasto que dañará otra vez la balanza de pagos.
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Más plata no resuelve el problema. Le empacharán al país con tanto mal gasto dañando la balanza de pagos.
Colaboración
Editorial Diario EL COMERCIO
Octubre 28 del 2009