Inversión y más inversión
Ese debe ser el lema de un Plan de Desarrollo si se busca transitar por un camino que lleve al país a mejorar sus índices de equidad. Todo lo que se diga, por más lúcido que parezca, respecto al futuro promisorio del Ecuador no tiene ninguna validez si no toma en cuenta a la Inversión, como está escrita con mayúsculas.
Hasta ahora nadie ha descubierto un modelo económico, o a expuesto una teoría económica, o ha diseñado una política económica que ponga de lado, o desdeñe a la Inversión. Y creo que no lo habrá porque va “contra natura” del funcionamiento del mundo real, del de las decisiones diarias, del de las especializaciones, del que utiliza los incentivos, pues se sustenta en la lógica del mundo económico construido por seres humanos.
Prescindir de la inversión es tan malo como omitir al trabajador, desdeñarlo, no educarlo. Sería un acto de gran irracionalidad actuar de esa forma. A lo mejor en la política la racionalidad no siempre se expresa en la opinión de los pueblos, como grafica y elocuentemente me explicaba un antepasado mío hace pocos días, cosa que en la economía no sucede ya que cuando la gente toma decisiones y mira por su futuro, cuida su patrimonio en base a razonamientos consistentes, lógicos.
El inversionista es el pequeño panadero, el microempresario, el tendero, el vendedor ambulante y también por supuesto el gran empresario. Incluso un profesor, perdón debo decir un académico, o un profesional también es un inversionista. En todo momento miran las oportunidades de hacer algo o de rechazar una opción, y en ese momento están tomando una postura racional de poner en riesgo una parte de algo que les pertenece, que es su capital, o parte de él. Con esto no se quiere decir que nadie se equivoca, sino que actúa con los sentidos, mirando los incentivos, analizando las amenazas, valorándolas frente a las oportunidades.
Entonces, al hablar de un plan para construir un futuro y no dar un espacio privilegiado a este componente vital con políticas que lo incentive, lo promueva y hasta lo adule, es simplemente puro oropel literario. Y por ahí, cuando se evalúan los resultados de la planificación ecuatoriana se encuentran las razones de sus precarios resultados. Sólo cuando el Estado ha asumido riesgos, incluso equivocándose ha podido romper los obstáculos del bienestar. Basta recordar, ahora que tanto se habla de Alfaro como continuó el gran proyecto del ferrocarril que se convirtió en el elemento del gran cambio e integración nacional. Así promovió inversión privada y cosechó oportunidades nuevas para los ecuatorianos. EEUU, antes hizo lo mismo en su conquista del oeste. Europa está llena de ejemplos y ahora nuestros vecinos compiten a rajatabla por captar inversionistas y crear empleos, mientras en estos lares la desdeñamos.
La gran ecuación inversión privada = empleo debe hacer parte del quehacer diario de valoración de los actos nacionales. El bienestar es posible lograrlo sólo, y lo repito, sólo si promovemos esta gran relación. La sociedad moderna, la empresa nacional dará frutos si conseguimos entender el papel de la inversión privada en el empleo. ¿Alguien ha oído algo de esto en el gobierno?
DESTACADOS
Prescindir de la inversión privada es tan malo como omitir al trabajador, desdeñarlo, no educarlo.
Colaboración
Editorial Diario EL COMERCIO
Noviembre 14 del 2007