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Cangrejos nacionales

Cuentan que en un restaurante popular especializado en comida costeña, el dueño siempre tenía a su disposición dos columnas de cangrejos vivos, listos para ser cocinados. Nunca los mezclaba. Siempre estaba atento con estos animalitos pues no quería que alguien los tocara o cambiara de lugar.


Lo cierto es que al rato de ponerlos en la olla para su cocimiento tenía listos dos recipientes con agua hirviendo. A los de la columna izquierda los trastornaba rápidamente y los cubría poniendo sobre la tapa algunos ladrillos, mientras a los de la derecha ni siquiera los tapaba.


Al ver esto, un cliente curioso le preguntó al dueño por qué hacía esto. A lo que le contestó: lo que pasa mi amigo es que los cangrejos de la izquierda son europeos y tan pronto sienten el peligro todos se ayudan y tratan de salir trabajando en equipo, mientras los de la derecha son ecuatorianos y si ven que alguno está subiendo y puede salir, los demás se encargan de quitarle todo su apoyo y arrastrarlo hacia adentro.


Aquí está retratada con elocuencia impactante la forma como muchos ecuatorianos actúan. Así nos ven los que viven cerca de nosotros y aquellos que siguen las peripecias de nuestra historia. Por eso, cuando hablamos de solidaridad el mensaje se queda en declaraciones y lo lleva el viento. Solidaridad es una actitud de vida individual y colectiva.


Recuerdo el silencio nacional que se produjo al principio y la protesta que la siguió cuando se pidió la colaboración directa de todos-con un impuesto especial y temporal- para mejorar las pensiones jubilares, sin utilizar los fondos provisionales porque ellos no contemplaban esa posibilidad. A la final el país decidió poner en riesgo el tambaleante sistema de pensiones en lugar de aplicar un plan solidario. Actuamos como los cangrejos.


Cuando hablamos de los derechos de los niños y adolescentes ocurre algo parecido. Sabemos que ellos necesitan de buena educación, buena salud y buen trato, pero los objetivos se quedan en la letra de la ley y son pocos los que sienten en su pellejo el drama actual de esta juventud y el futuro gris de su adultez. Algunos usurpan la esperanza trabajando mal con los niños, abusando de su inocencia y espontaneidad. Pero se oponen a los cambios




para resolver los problemas que causan tanta inequidad. ¿Y las autoridades? bien gracias. Actuamos como cangrejos.


La descentralización es un lema que agrupa algunas instituciones cubiertas por el aparente fin de llenar las necesidades de los ecuatorianos. El objetivo es bueno, quien lo duda, pero bajo este eslogan se destripan las finanzas nacionales y se reducen las posibilidades de tener dinero para las causas sociales. Actuamos como cangrejos.


No hay Estado en el mundo que cumpla sus obligaciones si no hay ciudadanos que atiendan sus obligaciones tributarias. El SRI lucha desde su concepción por introducir la cultura tributaria y vencer a la corrupción. Los resultados son ejemplares y sirven de modelo para otras colectividades, pero en nuestro país se decapita a su líder porque no corrompió su credo, porque se mantuvo en sus cuatro y defendió la honestidad. Actuamos como cangrejos.


La envidia y la mezquindad son el equivalente a los cangrejos nacionales.


DESTACADO


Cuando hablamos de solidaridad nacional, el mensaje se queda en declaraciones y lo lleva el viento.



Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Mayo 4 del 2006

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