Inquietudes nacionales
¿Cuál será el motivo de que los procesos de integración económica en Sudamérica como el MERCOSUR o la comunidad andina no despegan?
Es difícil precisar una razón. Me parece que confluyen varias causas, entre las que se destacan la falta de un claro y muy definido apoyo político, pues la mayoría de los procesos han sufrido retardos e incumplimientos por la desatención de los gobiernos en cumplir las obligaciones que asumieron en los encuentros multilaterales, y eso se debe a la ausencia de definiciones sobre la dirección de la política económica, en especial referida a los sectores que van a ser afectados y deberán asumir los costos de la presencia de competencia externa. Las presiones internas desbordan a los gobiernos y los llevan a una posición de revisión de los acuerdos previos. La historia latinoamericana de los últimos 40 años está llena de estos incidentes, al punto que la inseguridad de los tratados comerciales se ha vuelto casi un problema crónico.
Otra causal es la poca perseverancia de las políticas económicas, su alta variabilidad, los cambios de rumbo que llevan a modificaciones de las políticas monetarias y cambiarias y con ello alteran los flujos esperados o “justos” de comercio, especialmente en el corto plazo cuando se producen las alteraciones en las condiciones de competitividad. En esas condiciones florecen las retaliaciones y se usan todo tipo de instrumento para frenar las transacciones de bienes, como la utilización de requisitos fitosanitarios, salvaguardias, etc.
Una tercera vertiente de problemas es la falta de complementariedad entre las economías latinas. Entre varios países, los productos sujetos a intercambio son los mismos y eso anula la posibilidad de llevar adelante con profundidad un adecuado plan comercial, a lo que se une la disparidad de políticas económicas y estructuras productivas que generan desbalances notorios y perseverantes de las balanzas comerciales. Por supuesto, esto no quiere decir que todo es malo e inconveniente, sino que tomará mucho tiempo y sacrificio conseguir resultados reales en producción y empleo por esta vía.
Finalmente, la coordinación de políticas económicas que constituye un prerrequisito para el manejo de estos procesos no se lo hace, ni existe voluntad para siquiera discutirlo.
¿Fueron fundamentales o sin trascendencia los cambios que introdujo el congreso al proyecto original de del FEIREP?
Son de fondo. De inicio al eliminar la calificación de los ingresos petroleros como de capital e incorporarlos a la categoría de ingresos corrientes los primeros beneficiarios son los Municipios y Consejos Provinciales que se llevan el 15% del FEIREP, dejando el remanente para los demás propósitos, entre los cuales incluyeron nuevos conceptos como 5% para mejoramiento y mantenimiento de la red vial y 5% para reparación ambiental y social por los daños de la industria hidrocarburífera.
Además, se anexó todo el antiguo FEIREP al Presupuesto del Estado, aunque se lo mantiene en una cuenta separada y se dejó el 20% de Estabilización en un fideicomiso a ser manejado por el Banco Central del Ecuador.
Se liberó el tope de crecimiento presupuestario al excluir del mismo a los gastos de inversión, a los cuales se les incrementó su expansión real, es decir por encima de la inflación, del 3.5% al 5% anual, que incluso puede superarse!! cuando se justifique como construcción de infraestructura física o equipamiento.
Con esta decisión, el control del gasto público y el mantenimiento de una línea de acción pública concordante con las condiciones necesarias para preservar la estabilidad y dar a las actividades privadas un ambiente proclive a la inversión y crecimiento, ha sufrido un grave quebranto. La normativa permitirá prácticas contables y operativas que servirán para evadir la disciplina fiscal necesaria en un modelo tan estricto y rígido como la dolarización.
En lo que concierne al destino de los recursos no se aprecia ninguna norma que asegure el control de la calidad de los proyectos sociales, aunque deben realizarse de acuerdo a los planes y proyectos aprobados por las entidades responsables de esos sectores.
Los remanentes no usados hasta fin de año deben incorporarse al Fondo de Estabilización administrado por el Banco Central, que podrá ser usado si los ingresos petroleros efectivos son inferiores a los presupuestados, con lo cual su acumulación, vista la situación de incremento del subsidio generalizado a los combustibles, no va a realizarse.
El tiempo juzgará lo hecho. Nos dirá si se usaron bien los recursos o si, una vez más se los malgastó. Lo cierto es que la alcancía de ahorro público ha sido demolida. No hay ningún recurso guardado para tiempos malos.
¿Es conveniente que el sistema de financiero del país dependa en una proporción considerable de obligaciones de corto plazo como los CETES o certificados de depósito?
No se si entendí bien la pregunta, pero a quien le interesa que los CETES sean unos papeles aceptables y atractivos para el sistema financiero es al Gobierno, pues los emite para resolver sus problemas de caja de corto plazo y con su colocación en el mercado local consigue los recursos que está necesitando para atender las obligaciones presupuestarias.
Por su parte, al sistema financiero no le conviene acumular inversiones en documentos de un solo emisor pues el riesgo se vuelve muy alto y puede ocasionar problemas de inestabilidad en sus instituciones. La diversificación es una regla recomendada que se la usa con mucha cotidianidad.
Finalmente, de lo que se conoce pocos bancos disponen en la actualidad de CETES y no se aprecia una disposición a adquirir nuevos.
El riesgo para inversión en títulos financieros del Ecuador sube según la firma Standard & Poors. ¿ Que importancia tienen los parámetros de esa firma como referente en el mercado internacional?.
Esa es la respuesta de una importante calificadora internacional a la forma como se conduce la política económica, lo que conlleva al encarecimiento de las operaciones comerciales, la restricción de líneas de financiamiento privado con sus secuelas en los costos de producción nacionales.
En el mundo existen varias calificadoras, pero tres son las relevantes, la citada, Fitch y Moodys, a las cuales se remiten las empresas e instituciones que hacen negocios con el Ecuador para saber cual es el ambiente económico y el riesgo que conlleva realizar operaciones, invertir en nuevos proyectos y generar fuentes de empleo.
La degradación de B- a CCC+ retorna al Ecuador al nivel que tenía después de la moratoria de pago de la deuda a principios de este siglo. En definitiva, es una señal mala, que trae consigo costos mayores para todo tipo de transacciones con el país, entre las cuales el propio Estado verá el efecto a través del encarecimiento del servicio de la deuda pública, que no debería haberse producido por las estupendas condiciones internacionales del precio del petróleo.
Colaboración Editorial
DIARIO EL COMERCIO
Junio 23 del 2005