Ética tributaria
La página informativa del SRI trae nuevamente sorpresas. Algunas agradables y otras dolorosas. Se nota los efectos ocasionados en muchos contribuyentes por los sistemas de control y disposiciones de sanción que están en vigencia desde el año 2000, cuando el Congreso Nacional introdujo reformas importantes en el sistema tributario nacional dotándole de poderes reales al Servicio de Rentas Internas.
Los avances alcanzados en el mejoramiento de los indicadores de contribución tributaria, probablemente son los mejores de toda América Latina, y han permitido invertir la pirámide de ingresos del presupuesto nacional a favor de los tributarios frente a los petroleros, que desde los años 70 desnaturalizaron la conducta y moral tributaria de los ecuatorianos.
Pero, falta mucho por hacer. La tarea todavía está incompleta y requiere del apoyo público, pues de tiempo en tiempo asoman pretensiones desnaturalizantes como aquella de pretender, con el apoyo de algunos poco entendidos en la materia impositiva, cambiar el cobro del IVA que hoy se lo hace sobre el hecho generador que es la emisión de las facturas, por el aparentemente inofensivo y hasta “justo” cambio de hacerlo cuando recién se cobren los valores que constan en ella.
Esta propuesta, además de ilegal, ocasionaría una reducción de los ingresos fiscales por montos incalculables pues el incentivo sería “conceder” plazos de pagos dilatados e imaginarios para conseguir una moratoria tributaria altamente onerosa para las finanzas públicas. El SRI perdería el control que hoy lo tiene, y los evasores contarían con un sistema que les encubra.
Pero, esto es apenas un botón de la realidad contributiva. En este año, tan sólo 76.000 personas, que tienen ingresos propios presentaron su declaración de impuesto a la renta, y de ellos 35.000 lo hicieron indicando que su pago era de cero dólares. Dicho en otros términos, con dificultad 41.000 ecuatorianos pagan impuesto a la renta, y lo hacen por 67 millones de dólares, a lo que se suman 155.000 empleados a los que se les retiene en los roles de pago y contribuyen con 104 millones de dólares.
Si en el Ecuador hay 5 millones de personas en edad de trabajar y el 60% son pobres, nos queda 2’000.000 de personas que deberían pagar impuestos, pero sólo lo hacen 196.000, con lo cual se tiene que escasamente el 10% son contribuyentes, y muchos de ellos por sumas que avergüenzan.
Igual ocurre con las empresas, que de 40.000 declarantes, 23.000 es decir el 58%, dicen que no deben pagar un centavo, a lo que se suma el problema de las sub. y sobre facturación de las exportaciones e importaciones, cuyo estudio desarrollado por Pablo Samaniego encuentra que, para el año 2004 las diferencias entre lo declarado en nuestras aduanas y lo consignado en las de los países con los que se comercia, supera los 650 millones en las exportaciones y 100 millones en las importaciones, lo cual significa que el Estado sólo en impuesto a la renta no recauda 187 millones de dólares anuales.
La economía de mercado descansa en principios que aseguran la existencia de empresarios y profesionales honestos, que conviven con un Estado eficiente que cumple con sus obligaciones. De lo que se ve, ni lo uno ni lo otro son una realidad motivante. Los signos de descomposición tienen raíces profundas y contaminan a los buenos ciudadanos y empresas que existen y cumplen sus deberes.
Colaboración Editorial
DIARIO EL COMERCIO
Junio 15 del 2005