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Inquietudes nacionales

El gobierno venezolano presentó un conjunto de medidas económicas para solventar su crisis. Hasta qué punto la democracia no tiene salida en ese país y por qué sufre tanta debilidad una economía petrolera de primer nivel?


Los gobiernos de algunos países emergentes caen en la tentación del populismo circunstancial, que da réditos inmediatos pero cobra sus costos a la vuelta de la esquina. No miran la viabilidad de sus propuestas y peor su sostenibilidad. Peyorizan las reacciones internacionales, incluso las ignoran, para luego responsabilizar a la globalización de todos los males. Agravan los desequilibrios sociales pero los ocultan con dádivas que se presentan como programas comunitarios. Manejan mal las finanzas públicas, aumentan la deuda y luego acusan a sus prestamistas. En fin, construyen una política que elude responsabilidades y destruye el patrimonio y bienestar públicos.


Las democracias se preservan y fortalecen manejando las cuestiones públicas con responsabilidad, honradez y visión. Para eso se necesita sacrificio, orden, seguridad, respeto, ciudadanía y liderazgo. Sin esos ingredientes, la democracia pierde vigor, se convierte en un instrumento de apetitos particulares. Venezuela, un país rico en muchos aspectos ha dilapidado sus capitales sin ofrecer soluciones a su población. Los ingresos fiscales aumentaron mas de siete puntos del PIB en el 2000 por el petróleo. El gobierno central incrementó el gasto corriente, subió los salarios, incluso usó el endeudamiento interno para cubrir las necesidades. Ahora, con su precio deprimido hay que pagar la cuenta. La fuga de capitales viene de tiempo atrás. No se la atendía porque el petróleo la compensaba. Se dilató la solución y creció el problema. En cinco semanas salieron 1.750 millones de dólares y la reserva internacional cayó desde 16.000 millones a 10.400 millones. Algún momento esto se iba acabar y como no hay plazo que no se cumpla, llegó el momento de hacer cuentas. El sobregiro público no aguantó mas, ya que incluso por la posición política internacional del gobierno es difícil encontrar créditos para el país. La solución fue flotar el Bolívar porque se perdió el control de las políticas fiscal y monetaria. La confianza, con tanta beligerencia política y el alud de las 49 leyes nacionalistas que aprobó el Presidente con sus poderes especiales se perdió. Esta situación crítica y desestabilizada puede contaminar al Peso colombiano y de carambola afectar al Ecuador


No hay gobierno estable con economía desequilibrada, así como tampoco es fácil encontrar economía estable con un sistema político desarticulado. Los dos ingredientes interactúan. Se retroalimentan. Un país con una dirigencia pública y privada responsable y honrada tiene una elevada propensión a ser bien manejado. Eso exige muchas cosas, entre las cuales sobresale la existencia de instituciones que garanticen la convivencia armónica entre los miembros de una sociedad.


Existe algún modelo o receta especial del FMI para casos extraordinarios como Argentina, o solo los famosos acuerdos y préstamos stand by?


En un trabajo último de Dornbush del MIT sobre esta crisis, señala como se adoban las realidades creando conceptos, que muchas veces son populares, pero que ocultan las causas que las generaron. Muchos creen que este caso es producto de las inflexibilidades de la convertibilidad y de las exigencias desmesuradas del FMI, cuando en realidad lo que hubo es un muy mal manejo económico. Si hay algo de que acusarle al FMI es su falta de energía para evitar que se dispendien los dineros públicos y se sobreendeude al país. A pesar de eso, los resultados de la convertibilidad frente a las etapas previas, le favorecen. Cita el incremento del ingreso per cápita e incluso compara la evolución de las exportaciones con lo ocurrido en Brasil.


Argentina es una economía con una baja propensión a ahorrar, lo que le llevará a una recuperación lenta pues no contará con recursos internacionales. En estos momentos al FMI no se le ve dispuesto a aportar mas recursos. Hay una resistencia interna muy fuerte. Sin embargo, el antecedente creado con Turquía a quien le otorgaron una facilidad extraordinaria (SRF) que llega al 1.800% de su cuota (record en toda la historia del FMI) y que representa el 30% de los activos de ese organismo, puede ser un argumento que ayude e los negociadores argentinos. Sin embargo, Argentina no tiene el peso político de Turquía, ni pone en riesgo a Europa o Estados Unidos. Hace ruido, pero no pasa de ello. Por supuesto requiere de un programa económico que resuelva los problemas y eso, en las condiciones actuales no parece posible. Incluso la debilidad del sistema político conspira con la solución de la crisis.


El programa de ajuste traerá mas pérdidas a los depositantes que tienen atrapados sus recursos con el corralito financiero. Igual ocurrirá con los acreedores internos e internacionales. Los gobiernos provinciales tendrán que reducir sus gastos. Los trabajadores verán caer sus salarios sin ninguna oferta de empleo perdurable en un plazo inmediato. Hay que recapitalizar el sistema bancario, etc


Argentina necesita cualquier cantidad de dinero. Informes preliminares señalan un requerimiento externo de 22 mil millones de dólares, a lo que se suma las pérdidas causadas por la pecificación de las operaciones y la incapacidad de pago de la deuda pública que es tres veces el patrimonio del sistema financiero (50.000 millones de dólares) y el FMI en el mejor de los caso le podría dar entre 2 y 5 mil. El problema es que no hay quien le preste a un país que derrochó todo su dinero, tiene una organización con serios cuestionamientos morales y no dispone de un objetivo nacional.


La inflación en el Ecuador todavía es muy dura. No estamos convirtiéndonos en un país muy caro?. Continúa la cultura del “redondeo”. Qué hacer para no provocar un desequilibrio social?


Molesta mucho el ajuste mensual de las tarifas públicas. Transmite un sensación de inestabilidad interminable que promueve una inflación inercial que es dura de vencer. El costo de la educación es otro elemento distorsionante de los precios. Su incremento anual supera el 60%. El mantenimiento de los precios de los combustibles vinculados a los resultados fiscales sin una apertura de mercado para sostener un régimen de competencia, también colabora con lo comentado.


Lo hemos dicho varias veces: la dolarización exige decisiones finales rápidas en los aumentos de precios y no este goteo interminable.


Colaboración

Diario EL COMERCIO

Febrero 14 del 2002

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